Una noche mas en la penumbra de Irlanda del norte, la niebla cubre las paredes y las calles adoquinadas de la ciudad de Northvillage, no se sentía nada mas que el viento azotando los arboles que estaban en el bosque, al pie de la montaña que se levantaba sobre la ciudad. El ambiente era frío, de finales de noviembre y por los angostos callejones solo circulaban las desdichadas ratas que, ignorantes del resto del mundo, se convertían en una epidemia.
Algún que otro carro de caballos circulaba de vez en cuando, devolviendo a casa a sus afortunados dueños, porque en aquellas calles cada noche era un peligro con la ingente cantidad de malhechores que podían hacer que una buena noche se convirtiese en tragedia . El resto de personas estaba durmiendo, tan plácidamente, menos los dueños de los comercios, que por el miedo a que les entrasen a robar dormían de rato en rato.
Pero cada noche era un mundo distinto porque siempre pasaba algo, y esta no iba a ser distinta, cuando a altas horas un barco hizo sonar las campanas avisando de su llegada a puerto, fueron varios los que se acercaron a ver lo que traía ese barco, pero al llegar a su altura, de forma que pudiesen ver claramente lo que este transportaba, la sorpresa fue mayúscula.
Nada mas traía que un saco de provisiones a medio empezar y un jarro de agua, pero nadie a bordo, entonces, quien hizo sonar la campana? Sería el viento? Como ha llegado hasta ahí ese barco? Las preguntas se sucedían, pero todo lo contrario pasaba con las respuestas, que eran escasas, decidieron esperar a que se hiciese de día para investigar.
Pero al llegar el día, la penumbra bajo aquella niebla era tal que la oscuridad se seguía siendo la que se cernía sobre la ciudad, fue entonces cuando varios vecinos y la misma guardia ciudadana se acercó a ver que ocurría con aquella extraña embarcación que tenía amedrentada a toda la villa, se subieron a bordo y empezaron a observar lo que podía conducirles a alguna respuesta, y en cubierta nada pudieron encontrar, mas sí algo encontraron en bodega.
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